Cuentistas y Soñadores

lunes, 9 de mayo de 2016

Recrearnos en el Momento Presente

Nuestro ego nunca se conforma con los éxitos que podamos tener, con nuestro aspecto o con el momento presente tal y como es. Nos pone más y más trabas y filtros, según avanzamos. 

Jamás vamos a satisfacerlo, siempre con sus exigencias y con sus críticas hacia nosotros. Tenemos que comprender que el camino por el que nos quiere llevar no conduce a nuestro bienestar, sino que es una búsqueda sin fin, que no da pie a nuestra creatividad, ni a poder pintar nuestra realidad como queremos, con los pequeños detalles.

La felicidad es otra cosa. Es tener conciencia plena de qué y cómo somos y de lo que ya tenemos ahora y ser capaces de disfrutarlo. Para lograrlo es necesario tener un alto nivel de autoestima, así como capacidad de vivir con atención plena momento a momento.
Por ejemplo, la experiencia de tomar un café o un té, es muy similar para una persona rica y para una persona pobre. Es el acto simple y asequible a todos. Sólo se trata de hacer una pausa, relajarse, y disfrutar de ese momento. La experiencia es muy similar , independientemente de quién se trate, al igual que otras experiencias asequibles como pueden ser una siesta, una ducha, una película o disfrutar un helado...

Aunque aquí hay que hacer constar que estos actos simples son sólo ejemplos, teniendo claro que aunque a nosotros puedan parecernos cosas simples y asequibles a todo el mundo, no es del todo así, ya que hay muchas personas en el mundo que no pueden acceder a ellas...  

Hay cosas que no pueden ser experimentadas en el aquí y el ahora, por ejemplo un depósito en una cuenta bancaria: Ese dinero no puede disfrutarse por estar allí depositado. Pero sí se puede convertir en una experiencia, al convertir el dato bancario en dinero real, o por ejemplo al hacer un viaje y pagarlo con ese dinero.

Un viaje sí es algo que nos permite e invita a vivir cada momento plenamente, cosa que no ocurre en el día a día.
En el viaje todo nos interesa, ponemos atención en todas las actividades, vivimos plenamente esos momentos y nos parecen maravillosos. Pero en cambio, para las personas que trabajan en los lugares que visitamos durante el viaje, esos momentos son su rutina, lo que quiere decir que el lugar da igual. Lo que cuenta es el nivel de atención con el que se vive la experiencia.

Sería mejor vivir el día a día con el mismo interés e ilusión con la que haríamos cualquier visita o actividad "interesante" en un viaje.
Muchas veces, demasiadas, hacemos las cosas sin concentración, distraídos, mecánicamente. Vamos en  “piloto automático” y no nos enteramos ni disfrutamos de lo que acontece, ni somos conscientes de nosotros mismos, ni de los momentos que van pasando.

Pero podemos cambiar esto. Podemos trabajar la atención plena, podemos silenciar nuestro ego, o al menos no actuar de acuerdo a lo que nos sugiere. Realmente se trata de practicar la atención, con constancia. No es fácil, pero es posible. Y es como si se nos alargase mágicamente la vida, porque muchos de los momentos que sin atención pasan, vamos a vivirlos y a disfrutarlos. Tomemos los mandos de la nave de nuestra vida y a vivirla, recreándonos en ella.

Este vídeo que compartimos nos invita a disfrutar de las cosas que realmente tienen valor, las cosas sencillas y maravillosas de la vida.


e+e 2016

miércoles, 4 de mayo de 2016

Over the Rainbow - Sobre el Arco Iris

"Somewhere Over the Rainbow" 

En esta canción se habla de un mundo imaginario situado "'sobre el arco iris". 

Hace referencia a un lugar perfecto donde no existen los problemas.

Como dice en la frase: "Where troubles melts like lemon drops", donde todas nuestras preocupaciones se derriten 'como gotas de limón', dejando atrás todo lo ácido de nuestra vida para simplemente disfrutar de nuestros sueños, que se hacen realidad.

La canción también hace referencia a la sociedad en la que vivimos, en la que nos vemos obligados a hacer lo que nos dicen y no tenemos tiempo apenas para soñar. Y nos incita a soñar con nuestro mundo imaginario en algún lugar sobre el arco iris, donde lo que nos atrevemos a soñar se vuelve realidad.

Pero en este mundo no vivimos solos. La canción habla también de un lugar en el que convivimos todos juntos y en el que todos nos amamos:

  "I see friends shaking hands saying how do you do, They're really saying i... I love you." 
"Veo amigos que se dan la mano, preguntándose ¿Qué tal?, pero en realidad se están diciendo 'Te amo."

Al final la letra dice: "Oh why, oh why can't I?"

La canción se termina y tenemos que volver a nuestra realidad, asumiendo nuestros problemas y aceptando que no siempre nos van a decir que nos aman...

Pero siempre podremos acudir a nuestro mundo imaginario en el que todo lo que nos imaginemos se volverá realidad.




Judy Garland, protagonista de la película "El Mago de Oz" dijo:

  «Over the Rainbow se ha convertido en parte de mi vida. Simboliza tan bien los deseos y sueños de la gente que estoy segura de que ése es el motivo por el que la gente se emociona tanto cuando la oye. La he cantado cientos de veces y sigue siendo la canción que llevo más cerca del corazón.»



La felicidad puede ser eterna y aunque la noche estalle en una tenebrosa tormenta, siempre volverá a salir el sol por la mañana, para iluminar nuevamente el mundo...

JAC 2016
jac

martes, 3 de mayo de 2016

Propuestas

Propuestas en primera persona:

Me propongo no focalizar en lo negativo, no recrearme en lo malo, en lo triste, en lo que no puedo controlar.

Me propongo no magnificar, ni darle más que su justo espacio a los problemas. Actuar y hablar menos de ellos.

Me propongo no colocarme en ninguna posición de protagonismo, no implicarme emocional ni fisicamente más de lo que me corresponde.

Me propongo mirar el lado bueno. Siempre existe ese lado. Escuchar y aprender.

Me propongo vivir sin más. Sin juicios ni tantas explicaciones. Querer, amar, incondicionalmente, sin dudas ni matices, ni adornos.

Me propongo ayudar desde el amor, desde la sonrisa, desde la paz. 

Pido luz para guiarme en lo que ahora percibo como oscuro e incierto. Quiero ser yo esa luz que me ilumine a mi y a los que quieran caminar conmigo.

Me propongo cuidarme, descansar, reír, disfrutar de mi y de lo que percibo como mi entorno. De la belleza, que parte de mi interior y se proyecta afuera, en lo que percibo como bello.

Me propongo ser, sin más, sin esperar nada. Mirar y reconocer mi interior.



Y decido ahora aceptar estas propuestas.


Buenas propuestas de mi mejor yo.




JAC 2016

Niños y Autoestima



¿cómo favorecer el desarrollo de la autoestima en los niños? 
Lo ideal: que puedan crecer en un ambiente adecuado y que reciban el amor incondicional de sus padres. Es lo obvio, pero en muchas, demasiadas ocasiones no ocurre así.
Un ambiente adecuado, si lo miramos desde el enfoque del mundo desarrollado (en los países pobres o en zonas de conflicto, es mucho más difícil)

Pero lo mejor que podemos hacer los adultos es servirles de modelo, de ejemplo en el que puedan comprobar en nosotros los valores que queremos transmitirles. En en el caso concreto de la autoestima, el mejor ejemplo para los niños es ver que sus padres se aceptan y se aman a sí mismos incondicionalmente.
La información que se les pueda dar, aunque sea la correcta, nunca va a ser tan eficaz como el ejemplo. Demos ejemplo!

Al igual que tenemos la misión de favorecer el desarrollo saludable de los niños, fomentando un alto nivel de autoestima, también tenemos hacia nosotros mismos, como adultos, unas responsabilidades:

Todos tenemos la responsabilidad de amar y proteger incondicionalmente a nuestro niño interior, que constituye esa parte íntima y esencial de la que estamos hechos. La responsabilidad de tener en cuenta y cuidar a ese niño que fuimos en el pasado y que seguimos siendo, disfrazado de adulto. De eso depende en gran medida nuestra paz, nuestra y nuestra felicidad en el ahora.

Compartimos algunas citas que nos pueden servir para interiorizar esto:

“El comportamiento de los niños es un reflejo del de los adultos. Examina qué te impide amarte y disponte a liberarte de ello. Serás un maravilloso ejemplo para tus hijos. 
Casi toda nuestra programación, tanto negativa como positiva, es algo que aceptamos en la época en que teníamos tres años. A partir de entonces, nuestras experiencias se basan en lo que en aquel momento aceptábamos y creíamos de nosotros mismos y de la vida. La forma en que nos trataban cuando éramos muy pequeños es habitualmente la forma en que ahora nos tratamos. La persona a quien usted está riñendo es un niño de tres años que lleva dentro.













Si es usted una de esas personas que se encolerizan consigo mismas porque son temerosas y pusilánimes, piense que tiene tres años. Si tuviera delante a un niño de tres años que tuviera miedo, ¿qué haría? ¿Se enfadaría con él, o le tendería los brazos y lo consolaría hasta que se sintiera cómodo y seguro? Quizá los adultos que lo rodeaban cuando usted era pequeño no hayan sabido cómo consolarlo entonces. Ahora usted es el adulto en su vida, y si no sabe consolar a la criatura que lleva dentro, realmente es algo muy triste.
Lo que se hizo en el pasado está hecho; lo pasado, pasado. Pero este momento es el presente, y ahora usted tiene la oportunidad de tratarse como desea que lo traten. Un niño asustado necesita que lo consuelen, no que lo reprendan. Si usted se reprende, se asustará más, y no encontrará a quién volverse. Cuando el niño de dentro se siente inseguro, crea muchísimos problemas.
¿Recuerda cómo se sentía cuando lo humillaban de pequeño? Pues de la misma manera se siente ahora ese niño que lleva dentro.
Sea bondadoso consigo mismo. Empiece a amarse y a demostrarse aprobación. Es todo lo que necesita para expresar al máximo sus potencialidades
                                                                                       
Louise L. Hay
Si un niño vive en la crítica, aprende a condenar.
Si es tratado con hostilidad, aprende a ser agresivo.
Si vive con miedo, aprende a ser temeroso.
Si es avergonzado, aprende a sentirse culpable.
Pero si un niño es estimulado, aprende a tener confianza.
Si es tratado con tolerancia, aprende a ser comprensivo.
Si es apreciado, aprende a valorar a los demás.
Si vive con aprobación, aprende a quererse.
Si vive compartiendo, aprende a ser generoso.
Si es tratado con honestidad, aprende a ser sincero.
Si es tratado con consideración, aprende a ser respetuoso.
Y si vive sus años más tempranos rodeado de amor honrado,
aprenderá que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.





























  Dorothy Law Nolte



Los niños nacen con un enorme amor hacia sí mismos. Es la sociedad la que suprime ese amor… El amor de un niño hacia sí mismo es desviado. La sociedad lo condiciona de manera que su amor se dirija siempre hacia un objeto externo. Esto conduce a hombres y mujeres muy pobres, porque cuando quieres a alguien externo a ti, te vuelves dependiente de ese objeto. A tus propios ojos te conviertes en algo secundario, te conviertes en un mendigo.
Al nacer eras un emperador totalmente satisfecho contigo mismo. Pero tu padre quiere que lo quieras, tu madre quiere que la quieras. Todos a tu alrededor se quieren convertir en objeto de tu amor. A nadie le preocupa que si una persona no puede amarse a sí misma tampoco será capaz de amar a alguien más. De modo que se crea una sociedad desequilibrada, donde todo el mundo intenta querer a alguien, pero sin tener nada para dar.
A un niño debidamente educado se le debe permitir crecer en amor hacia sí mismo, de forma que esté tan lleno de amor que compartirlo se convierta en una necesidad. Estará tan repleto de amor que querrá compartirlo con los demás.
Entonces, el amor por ti mismo nunca te hará dependiente. Tú eres el que da, y el que da nunca es un mendigo.
Osho





JAC 2016

lunes, 2 de mayo de 2016

HO'OPONOPONO

hace tiempo, me llegó información sobre un terapeuta de Hawái que curó un pabellón completo de pacientes criminales con serias patologías psíquicas, ¡sin ver siquiera a ninguno de ellos! Este psicólogo sólo estudiaba la ficha del recluso y luego miraba dentro de sí mismo para ver cómo él había creado la enfermedad de esa persona. Y en la medida en que el terapeuta mejoraba, el paciente mejoraba también.

Cuando supe de esta historia, no me lo creí, imaginé que era algo así como una leyenda urbana...
¿Cómo era posible que alguien pudiese curar a otro intentando curarse a sí mismo? ¿y cómo podía sanar a criminales enfermos, aunque el hombre fuera un auténtico maestro con capacidad de autocuración,? Esto no tenía mucho sentido y para mí no tenía lógica, no era creíble, así que no hice mucho caso en un principio.

Un amigo del alma, con el cual comparto un proceso de cambio vital, fue el que me habló de un proceso de sanación hawaiano llamado “Ho’oponopono
Busqué y volví a encontrarme con la historia de este doctor. Él había usado ese proceso de sanación. Jamás había oído antes nada de eso, de esa técnica, así que decidí saber más.

Hasta que supe de esto, siempre creí que la expresión “total responsabilidad” significaba que yo soy el responsable de lo que pienso y de mis acciones. Y que lo que está más allá de esto, no está en mano. Y pienso que la mayoría piensa igual sobre la responsabilidad: que somos responsables de lo que hacemos nosotros, pero no de lo que otros hacen. Ahora sé que no es así.
Este doctor Hawaiano, que curó a esas personas con enfermedades mentales es el Dr. Ihaleakalá Hew Len.

Y con él, a través de maestros y expertos en Ho´oponopono, estoy aprendiendo, desde una nueva perspectiva, lo que es la total responsabilidad.



Esta es la historia de su trabajo como terapeuta:

El Dr. Len trabajó en el Hospital Estatal de Hawái durante cuatro años. Los enfermos criminales estaban encerrados en un pabellón que era bastante peligroso. Lo normal es que los psicólogos, al mes de trabajar allí renunciaran a seguir. Muchos de los que allí trabajaban enfermaban o se iban. Cuando atravesaban el pabellón, los que lo hacían iban con la espalda contra la pared, por miedo a  ser atacados por los pacientes. Desde luego no era un buen sitio para vivir, para trabajar ni para visitar.

El Dr. Len nunca vio a los pacientes. Él pidió una oficina y acceso a los expedientes para estudiarlos. Mientras los examinaba, él trabajaba sobre sí mismo. Y mientras él lo hacía, los pacientes mejoraban.

Después de pocos meses, a los pacientes que tenían que estar encadenados se les podía dejar caminar libremente me dijo. Y a otros, que tenían que estar siempre fuertemente medicados, podía reducírseles las dosis.  Y algunos, que nunca hubieran tenido la posibilidad de ser soltados, se les dio el alta. Y algo asombroso: El personal comenzó a disfrutar de su trabajo. El absentismo y la rotación de personal disminuyeron de forma drástica. Se acabó disponiendo de más personal del que se necesitaba, porque los pacientes se iban yendo, pero todo el personal iba igualmente a trabajar. Actualmente ese pabellón está cerrado.

La pregunta que me hice y que todo el mundo se hace en esta punto es: ¿Qué hizo el Dr. Len consigo mismo para provocar semejante cambio en esos enfermos?
El Dr. Len dice que simplemente estaba sanando la parte de sí mismo que había creado sus enfermedades. El Dr. explicó que la “total responsabilidad” afecta a todo lo que está presente en tu vida, simplemente porque está en tu vida. Y es literalmente responsabilidad de cada uno, porque todo el mundo es la creación de cada uno de nosotros.

Para mí, esto al principio era muy difícil de aceptar, porque ser responsable de lo que yo pienso, digo o hago es una cosa. Pero otra muy distinta es ser responsable de lo que diga o haga cualquier otra persona que esté en mi vida. Si uno asume su completa responsabilidad por su vida, todo lo que ve, oye, toca, saborea o experimenta, de la forma que sea, es su responsabilidad.
¿qué significa esto? Que cualquier cosa que uno experimenta, sea del ámbito que sea, personal, político, económico, de salud, la guerra, el terrorismo… y que a uno no le gusta, existen en nuestra vida para que las sanemos. Cada uno. Son, por decirlo de una manera, proyecciones que salen de nuestro interior. Los  problemas no están fuera de nosotros, están en nosotros. Y la solución está en nuestro propio cambio. Si uno cambia en su interior, provoca cambio en el exterior.

Para poder asimilar todo esto y poder vivirlo, asumiendo la total responsabilidad, en vez de echarle la culpa a otra persona o a circunstancias “ajenas" a nosotros, hay que empezar a entender que esta forma de sanación, el Ho’oponopono, significa en esencia amarse plenamente a uno mismo. Así de sencillo.
Si quiero mejorar mi vida, debo sanar mi vida. Si deseo curar a otro, aunque sea a un loco criminal, puedo hacerlo curándome a ti mismo. ¿Cómo?, ¿cómo lo hacía el Dr. Len cuando examinaba los expedientes de sus pacientes?
Simplemente decía “Lo siento” y “Te amo”, repitiéndolo una y otra vez:  “Lo siento… Te amo.” Sólo eso.

Amarse a uno mismo es la mejor manera de mejorarse a uno mismo. Y al mejorarse uno mismo, mejora su mundo.
Un ejemplo práctico del funcionamiento de este método: En una negociación, dura e implacable, se percibe una gran agresividad que en un momento dado te desestabiliza. Lo normal sería manejar la situación trabajando sobre tus aspectos emocionales más negativos o tratar de razonar con los otros interlocutores presentes.

Si decidimos utilizar el método del Dr. Len y empezamos a repetir en silencio “lo siento” y “te amo”, sin dirigir esas palabras a nadie en concreto, simplemente estamos invocando el espíritu del amor para sanar dentro de nosotros lo que está creando esa circunstancia externa. En breve tiempo comprobaremos ese cambio. Se acercarán posturas, la agresividad desaparecerá y la situación mejorará apreciablemente. Si acción externa alguna que provoque esos cambios. Sólo repitiendo esas palabras podemos sanar dentro de nosotros lo que estábamos creando en nosotros.

El Dr. Len tiene ahora más de 70 años y es un gurú venerable y solitario. Según dice, mientras nos mejoremos a nosotros mismos, la “vibración” de lo que hagamos aumentará y los demás podrán sentirla. En resumen: a medida que yo me mejore, los demás mejorarán.

¿Y lo que ya ha pasado? Según el Dr. Len, no ha pasado realmente, aún está dentro de nosotros. No hay afuera. No hace falta profundizar más. Sólo saber que cuando desee mejorar cualquier aspecto o situación en mi vida, sólo hay un sitio donde poder hacerlo: dentro de mi. Y cuando mire allí dentro, tengo que hacerlo con amor.

Palabras de alta vibración que nos conectan con nuestro yo, que está conectado con el universo. Tenemos la vibración del universo en nuestro yo, porque somos parte. Llámese universo al todo, a Dios, a esa inteligencia superior de alta vibración que hace que todo sea. Se trata de llegar a vibrar o acercarse a esa frecuencia. Palabras de alta vibración como: “Lo siento”, “perdóname”, “te amo”, “gracias”, “gotas de rocío”, “hielo azul”, “llovizna”, “yo soy el Yo” y muchas otras que se enseñan en la técnica del Ho´oponopono, repetidas una y otra vez, nos llevan hacia esa frecuencia de vibración universal, en la que todo es como debe ser, todo es correcto y es perfecto.

Cuanto más repitamos, más ajustaremos la frecuencia en la alta vibración y más poder sanador tendremos. Cambiamos en nuestro interior. Lo que percibimos como exterior es nuestra proyección, es la película que nos hacemos, que proyectamos y que nos creemos. Todo está en nosotros y trasciende absolutamente lo que percibimos con nuestros sentidos. Nada es lo que parece. Nada es real, sólo nosotros, en nuestro interior, no nuestra mente, nuestro ser esencial, eterno, universal.

¿Difícil? De asimilar sí. Nuestro ego no nos lo permite y usa nuestra mente para confundirnos. Es tan sencillo que cuesta creerlo. Lo mejor, practicar. Y practicar. Sin expectativas concretas, repetir las palabras, sentir su resonancia, repetir, repetir


Y comprobar lo que pasa. 


JAC 2016
(ref. J. Vitale)

jueves, 28 de abril de 2016

Apego

Cuando crees que necesitas a alguien en tu vida para ser feliz, esa creencia realmente es una manifestación del vacío que tienes y crees que necesitas que otro te llene, que otro  te complete, porque  tú no te eres suficiente. Es una identificación con la necesidad, con la escasez, con la carencia y eso es lo que produce el apego a ese otro.




Cuando abres tu corazón a alguien, porque crees que es la única persona que te hace sentir alguien aceptado, aprobado, querido, pleno, lo que estás pretendiendo es agarrarte y retener eso que momentáneamente  te da una sensación de placer, de plenitud. Y lo que ocurre es que  te haces prisionero del apego a esas sensaciones que produce el enamoramiento. Es como si fueras por la vida sin corazón, literalmente, porque se lo has dado al otro. Es por esto que el grado de dependencia a otra persona puede llegar a ser total, hasta el punto de dejar de existir tú como ser independiente, autónomo y libre.

Y eso no es amor. Puedes llamarlo así porque lo que entiendes por verdadero amor es disfuncional. El amor de verdad no puede ser causa de dolor, no depende de las circunstancias externas, no provoca celos ni crea ansiedad. No tiene expectativas, no se apega al resultado, se vive aquí y ahora y deja libre al otro para que pueda ser él mismo, liberándote  también a ti.

La libertad es la base de la mayor experiencia de plenitud. Sin ella, lo demás no existe. Es una mentira, es un error.

Nadie puede hacerte feliz. La sensación de bienestar que te pueda provocar la aceptación de los demás es pasajera. Se desgasta. Y provoca más vacío.
Debes mirar en tu interior, conocer  tus fortalezas y carencias. Trabajar en ti. Tú eres quien más debes amarte. Nadie puede amarte más de lo que tú te amas. El apego hacia otra persona la coloca ante ti como responsable de tu felicidad. Pero tu felicidad depende exclusivamente de ti. Nadie puede ser feliz por ti, ni puede amarte por ti. La responsabilidad de tu vida es exclusivamente tuya y no puedes delegarla en nadie más. Debes tomar conciencia plena de esto y asumirlo, como primer paso de responsabilidad contigo.

Si te has visto yendo de una relación a otra buscando a esa persona que te complete y te apegas a una unión con alguien esperando que llene  tu vacío, si este tipo de episodios se repiten en tu vida, significa que tienes que trabajar en tus creencias, en la imagen que tienes de ti, debes ahondar en tu interior y en el porqué de tu falta de amor hacia ti. Tu amor a ti nadie puede dártelo, nadie puede sustituirte en eso. Si buscas la pareja perfecta, tienes que ser consciente  que la relación perfecta es la que te enseña lo que necesitas aprender de ti para soltarlo.

Las relaciones que aparecen en tu vida dependen de tu grado de evolución. Cuando seas consciente de tus expectativas, de tus inseguridades, de tus carencias, y trabajes la aceptación y las repares, serás libre de los apegos que no te permiten vivir relaciones sanas.

Cuando te sueltas y desapegas, descubres que el amor y la paz están en tu interior y puedes dar más amor a los demás. Te das cuenta que ya no puedes reclamar fuera algo que sabes que tienes en ti. Entonces  el amor a los demás surge como algo natural y fluye hacia la felicidad.

Sé consciente de tu nivel de tu adicción a los apegos. Tú no eres tu adicción y puedes liberarte  ya mismo. Es tu decisión. Encuentra algo que sustituya a tu necesidad. Se consciente de que formas parte de un todo, de la naturaleza y establece conexión con ella, disfrutando de hacer cosas que te hagan sentir bien.


Ten siempre presente que el amor que buscas no se encuentra en el exterior, se encuentra dentro de ti. Tú eres ese amor.




JAC 2016

Absurda Paradoja II

Este es el segundo relato. Siempre la lógica inocente de un niño nos puede hacer dudar e incluso rectificar (porque es un lenguaje directo a nuestro niño interior) En este caso, la terrible historia anterior se transforma completamente. 
Esperamos que ese gesto entre triste y asombrado se torne en uno sonriente y positivo :-)

  El niño observó cómo algunos pájaros llegaban volando para posarse en las ramas del joven árbol. Al rato escuchó el ruido del motor de la furgoneta, que momentos después se detuvo cerca.
Unas cuantas aves más abandonaron apresuradas su refugio cuando la motosierra cobró vida con su atronador ruido...


 
Antes de que el resto de la bandada huyera volando de la copa del árbol y antes de ser malherido por los dientes de la máquina, el niño se acercó al hombre que sujetaba en sus manos la motosierra, mientras los últimos pájaros, asustados por el ruido, huían de la copa.

 
El hombre, al ver acercarse al niño, le hizo un gesto, levantando la amenazadora máquina, para avisarle del peligro. Como el niño no se paraba, el hombre apagó el motor, quedando un fuerte olor a gasolina y humo. El niño se acercó más y le preguntó al hombre:

 
- ¿qué vas a hacer?

 
- Cortar este árbol

 
- ¿Para qué?- volvió a preguntar el niño, ya menos asustado al haber cesado el ruido.

 
- Soy carpintero y necesito la madera para hacer mi trabajo.

 
- ¿y cual es tu trabajo?

 
El hombre explicó al niño que tras cortar el árbol, cerca de su base, para aprovecharlo al máximo, lo cargaba y sujetaba al techo del vehículo para llevarlo al taller.

 
El niño le interrumpió preguntando:

 
- pero ¿el árbol está todavía vivo aunque lo hayas separado de sus raíces?

 
- supongo que sí- le respondió el carpintero incómodo.

 
El hombre le siguió explicando que una vez en el taller, con otras máquinas le quitaría la corteza, las ramas, y lo trocearía en partes más pequeñas.

 
- ¿y para qué? Le preguntó el niño con los ojos muy abiertos,

 
- para construir casitas para pájaros...

 
El niño miró entonces hacia arriba y el hombre también lo hizo. Ambos vieron como iban regresando los pájaros a su morada en la frondosa copa de aquel joven árbol.

 
- pues yo creo que alguien hizo ya antes tu trabajo, dijo el niño y se alejó.

 
El hombre se quedó mirando un rato más a la copa del joven árbol, a la que iban regresando más aves. Bajó la mirada hacia la grasienta máquina, vieja compañera a la que miró por primera vez como una máquina de muerte, acordándose de la pregunta del niño de si el árbol seguía vivo al separarlo de sus raíces.

 
Miró cómo el niño se alejaba y escucho el murmullo de las hojas del árbol sobre su cabeza y el piar de los pájaros en su interior. Se volvió hacia su furgoneta, cabizbajo, dejó la motosierra en su cajón y al arrancar, escuchó el alboroto de los pájaros, que volvían a salir volando asustados de las ramas. Miró de nuevo hacia arriba y creyó ver cómo el árbol movía sus ramas a modo de despedida.

 
Unos metros más allá, volvió a ver al niño, que lo miraba pasar, sin ningún árbol atado al techo. Sonreía saludándole con la mano. Decía algo. El hombre se alejó pensativo y creyó escuchar en su cabeza: "gracias, buen trabajo..."



 
JAC 2016